domingo, 25 de marzo de 2012

EL MÁS SABIO NARRADOR

 El más sabio narrrador 

Entre esos grandes hombres, de los cuales se habla aún con veneración, figura Esopo, el esclavo, cuya serena sabiduría se refleja en las deliciosas fábulas que contó. No se sabe casi nada sobre él. Se cree que murió unos 550 años antes de C.; pero se tiene la seguridad de que nació esclavo y de que su amo lo manumitió finalmente.

Porque Esopo era más sabio y discreto que la mayoría de la gente, hasta el extremo de que su amo le dio buenos maestros y lo puso en condiciones de tratar a los grandes hombres de su tiempo. Adondequiera iba Esopo —de corte en corte, entre todos los pequeños estados de Grecia—, buscaban su consejo y lo escuchaban con respeto. Y, tal vez, cuando lo daba, lo bacía más comprensible y eficaz con una de sus célebres fábulas —o cuentos morales— que ahora llevan su nombre.

Como era sabio, Esopo leía en el corazón de los hombres y adivinaba sus dolores y locuras. Y como sabía también que la gente no gusta de predicaciones, presentaba sus lecciones de manera indirecta y bajo la forma de anécdotas breves, en las que muchos de los actores eran los animales que todos conocían. En esos cuentos puso parte de la sabiduría que había recogido en sus años de paciente esclavitud y en las cortes de los reyes. Los infortunios que sufrían sus animales parlantes eran los mismos que habían hecho sufrir a sus orgullosos y atolondrados amigos. Y son los mismos que hoy aquejan al género humano.
Pasaron, en relatos verbales, de padre a hijo, durante varios siglos y, aunque en la Edad Media se transcribieron muchos de ellos, no se hizo una recopilación completa de los mismos hasta el siglo XV. Los mismos temas y otros nuevos contaron Pedro (siglo I), Jean de La Fontaine (1621-1695), y en verso castellanoTomás de Iriarte (1750-1791), y Félix María Samaniego (1745-1801).





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